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Estimado Gonzalo: Hace tiempo que no sabía nada de ti y hace tan solo unos dias nos volvimos a encontrar en la clausura del programa en el que yo trabajaba como orientador y al que tu acudiste para solicitar un curso.
El reencontrarme contigo me hizo recordar el día que entraste en el despacho para solicitar el curso de trabajador forestal porque, según palabras tuyas, tu objetivo profesional era el de ser bombero y eras consciente de que ese curso sumaría puntos a tu curriculum. Lo tenías todo tan claro, sabías cuales eran los pasos que debías dar que mi trabajo contigo sobraba. A pesar de tus 19 años, no necesitabas orientación.
He de decirte que no me gustó el volver a encontrarte. Lo siento. No hubiera querido volver a verte si el reencuentro tenía que ser de esa manera.
Por el micrófono anunciaron que iban a conceder una mención especial a un alumno muy querido y de pronto proyectaron tu foto sobre la pantalla. No subiste tu a recoger la estatuilla. Subió tu madre. Tu te habías quedado en una curva quince meses atrás cuando un quitamiedos de la carretera te segó la vida.
Ahora tenemos la misma estatuilla. A mi me la dieron por hacer mi trabajo y a ti........................., a ti no te la deberían haber dado nunca. No te la merecías. Contigo la vida sí que tuvo un gran despiste.
Un abrazo, campeón, allí donde quiera que estés.
Fue un placer conocerte y ayudarte.
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