lunes, 26 de enero de 2009

UN TESORO BAJO LAS CONCHAS

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Existe en Salamanca una leyenda que atribuye la existencia de un supuesto tesoro bajo las vieiras que adornan la fachada de la famosa Casa de las Conchas, cuyas obras datan de finales de siglo XV. No existe confirmación de ese hecho pero lo que sí se sabe es el origen de la historia.
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Parece ser que todo comienza cuando los Jesuítas, en 1617, comienzan a construir enfrente de esta casa el magnífico edificio de La Clerecía. Hasta ese momento nadie había hecho mención a tesoro alguno, pero todo parece surgir debido a que dada la estrechez de la calle resultaba imposible percibir en todo su esplendor el enorme coloso que se estaba levantando. Para ello sería necesario derribar la Casa de las Conchas y construir una plaza en su lugar desde donde se pudiera contemplar la grandiosidad y belleza de la fachada del nuevo edificio.
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Ciertamente se sabe que la Compañía de Jesús tuvo intenciones de comprar la citada casa para derribarla, ofreciendo a sus propietarios -los Maldonado- una moneda de oro por cada una de las conchas (373), cantidad que a sus dueños no les debió parecer suficiente.
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Tras ese malogrado intento de hacerse con el edificio mediante su compra los Jesuítas idearon un plan para implicar a la plebe de manera que fuera el pueblo quien arrancase las conchas y así el edificio perdiese gran parte de su valor, provocando de esta manera su venta y derribo. En este punto existen dos versiones: la primera alude al lanzamiento del bulo de que había una moneda de oro escondida en una de las conchas, mientras que la segunda se refiere al ofreciemiento de los jesuítas a pagar una moneda de oro por cada concha que les fuera entregada.
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De cualquier manera y por fortuna, ninguna de las dos vesiones se materializó de manera que podemos disfrutar de la belleza de ambos edificios. Es en si mismos y en el conjunto que forman ambos donde radica su verdadero tesoro.
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Un consejo: Si visitais mi ciudad procurad buscaros un guía que, además de los aspectos puramente artísticos, os enseñe la Salamanca de las leyendas, la de las historias secretas propias y ajenas, la de los paseos sosegados por sus calles y su rivera del Tormes, en definitiva, ¡la Salamanca vivida!.
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2 comentarios:

Bertix dijo...

Pues esta historia la desconocía. Conozco lo de la rana .. pero es en otra fachada, verdad?

pipe dijo...

Efectivamente, lo de la rana es otra historia y en otra fachada. En agradecimiento al ratito de tiempo que dedicas en leerme, hablaré de ello en mi próximo post sobre MI CIUDAD.
bss